Un sereno es la persona que se encargaba de vigilar las calles de los pueblos y en España fue el encargado durante décadas de encender las farolas con la caída de la noche y el sereno que solía portar una porra o chuzo y un silbato. Esta figura existió en España y en algunos países de Sudamérica.
Era obligación de los serenos recorrer continuamente las calles de su demarcación, anunciar la hora con la variación atmosférica, en los puntos que tienen designados guardarla de ladrones y malhechores, evitar las pendencias aun cuando fueran domésticas; observar los incendios avisando inmediatamente, hacer que se recojan cuantas personas encontraren abandonadas en la calle; prestar auxilio a las que se lo pidieren y dispensar su favor y servicios en las casas que los necesitaren. En casos dados debían favorecerse unos a otros llamándose con ciertas señales dadas por un silbato que llevaban a este efecto.
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